martes, 4 de mayo de 2010

My Generation





Mi generación, (entiendo como tal los nacidos en la década de los 70), es un extraño híbrido entre el hombre o mujer cibernáutico, informatizado y con dedos pulgares capaces de producir ochenta y cinco pulsaciones al segundo en el teléfono o mando de consola, nacido después de los ochenta, y el hombre o mujer náutico a secas, incapaz de programar el vídeo, amarrado al pasado por el cable del teléfono fijo y con dedos pulgares hipertroficos capaces de pasar las hojas de su sempiterna libreta de contactos escritos a boli a una velocidad endiablada, nacidos antes de los setenta.

Nosotros crecimos a la par que se desarrollaba la tecnología. Crecimos con el "Espectrum" y sus juegos árcade (el que podía) como compañeros de juego, el revolucionario vídeo beta, y hasta conocimos la tele en blanco y negro y fuimos invitados de excepción a su portentoso salto al futuro... El color.

Toda esta perorata no es sino, el modo más racional que encuentra mi cerebro practico como escusa para asimilar mi total incapacidad para desenvolverme con soltura en este maravilloso mundo cibernetico que es, como diría mi madre, "la internés". De modo que aún sabiendo que los generalismos son tan malos como los generalísimos, me aventuro a asegurar que la nuestra, queridos hermanos, es una generación a caballo entre la "arroba" y la "algarroba".

Pufff... Y toda esta movida para justificar que no tengo narices a subir el vídeo de mi ultima aparición televisiva en Antena 3 (Espejo publico), porque soy un negado con la informática. En fin. Que lo siento. Que no es nada personal y eso, que ya se que sois todos muy guays y muy modernos... Pero yo no... ¡Que pasa!

lunes, 5 de abril de 2010

La auto-estima del maltrato


- Nadie me quiere.


Me confesaron sus cuarenta y cinco años empapados en Ginebra tras pedirme que la llevase "a Vallecas a recibir otra hostia" (palabras textuales). Tenía ganas de contar su historia y yo de escucharla, de modo que empleamos el largo trayecto en saciar nuestras apetencias.


- Me ha roto la mandíbula, ¿sabes? Pero yo voy de nuevo a verle. Dice que me quiere y además me pone muchisimo, pero hoy solo voy a tomar una copa con él. No se merece más.


- Si te pega no se merece ni eso.


- Dice que no soporta que beba, que tengo un problema con el alcohol.


- Puede ser, pero los problemas no se solucionan a hostias, y no entiendo como puede quererte alguien que te rompe la mandíbula.


- No lo entiendo ni yo... Mira, cuando mi gente se enteró de que estaba liada con el me llamaron loca; ¿Que haces tú liada con ese paleto?, me decían. Soy Doctora en sociología, funcionaria del grupo A, tengo cuarenta y cinco años y ni un gramo de celulitis, ni una estría, la tripa planiiiiiiiiiita, planiiiiiiiiita porqué no he parido, las tetas en su...


- Vale, vale, ya lo pillo... Entonces lo tienes fácil; separaté.


- ¿Para qué? Si mi marido no me da problemas. Solo me llama para pedirme dinero. En veinte años de matrimonio no me ha dado ni un orgasmo. Él tampoco me quiere, ni yo a él, no te jode. Nos casamos porque si, porque tocaba. Es un hombre culto, con carrera, pero creo que es gay o algo así. En la noche de bodas le tuve que preguntar si no quería hacer el amor y me dijo que si a mi me apetecía... no te jode.


- Creo que tienes imán para los capullos.


- Si, yo también lo creo. Yo lo que quiero es un tío como mi hermano Alfredo. El otro día me presentó a su novia. Por fin ha aprobado las oposiciones a Notario en Santander y van a casarse
el año que viene. La tía es un coco, fea como el demonio, blancucha, gorda... que dije yo; esta no pega con Alfredito... Pero encima va la jodia y me dice que tiene esclerosis múltiples, fotofobia, y nosequé en los ojos que casi no ve. Pues ahí le tienes mirándola como si no existiese nada más en el mundo... Con el marrón que se le viene encima. Y de vuelta a Madrid en el tren venga a llorar y llorar, pero no por el marrón de Alfredito no, porque el es feliz, lloraba porque teniendo todas las papeletas de la tómbola no me toca nada bueno, y digo yo que será por algo, porque cuando todos los alumnos de una clase suspenden el problema es el profesor, y porque, porque... soy una mierda.


Con todo aquel arranque de sinceridad no se dio cuenta de que habíamos llegado a su destino casi en el momento de la noche de bodas asexual.


- Creo que no deberías ir con ese tipo. ¿Estas segura de que quieres bajarte aquí?


- Si, no te preocupes por mi. Tengo lo que merezco. Quédate con el cambio.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Un sueño impresionante




Asistí al recital de danza que ofrecía la escuela en la que baila mi hija con las ganas justas para no decepcionarla. Era viernes por la tarde y llevaba ya los párpados llenos de sueño acumulado.

Nunca le he encontrado el sentido a la danza, así que los que me conocen no se extrañarán de pasara lo que pasó.


En cuanto tomamos asiento en una de las butacas más alejadas de la platea, Vivaldi comenzó a deleitar nuestros oídos con sus cuatro estaciones, y entre el calorcito del teatro, el peso de mis párpados y un tema tan relajante... Me dormí.


Ese tema siempre me hace recordar las clase de música de mi infancia, en las que un profesor muy hippie nos instaba cerrar los ojos y transportarnos a un campo primaveral lleno de flores y mariposas (que yo visualizaba como un cuadro impresionista) y en las que yo casi siempre acababa igual; dormido.

Así que allí que me plantó Morfeo, en ese entorno tan bucólico y pastoril de mi infancia, pero con veinte años más en la mochila.

Respiré hondo llenando mis pulmones de la positividad que emanaba todo aquello y descubrí que al hacerlo, los puntitos de colores que formaban el paisaje creaban remolinos ascendentes que se introducían por mi nariz coloreandome del mismo modo que todo lo demás.
Como es lógico, me asusté e intenté no respirar (me gusta parecer normal, incluso en sueños), y como es lógico no pude hacerlo. Así que me relajé de nuevo con la música y dejé que el impresionismo me llevara a su terreno.

Al finalizar el proceso de "impresionización" (???), todo lo allí presente me acogió como parte de sí. Los pajaros revoloteaban entorno a mí, las flores polinizaban mis tobillos y hasta un nutrido grupo de mariposas me invitó a bailar con ellas.

Acepté gustosamente impresionado ( jiji ) por su excelso colorido, y comencé a seguirlas en una estúpida danza (nunca habría efectuado tales movimientos en estado de vigilia) que hasta a mí me hacía dudar de mi sexualidad, cuando repente... Unos gritos guturales llamaron mi atención al otro lado de cuadro.


Un taxi cubista con un palillo sujeto a la rejilla delantera que hacía las veces de boca me gritaba:


- ¡¡Afrancesaooooo!! ¿No te da vergüenza? ¡¡A tus años y con esas mariconás!!


No daba crédito a lo que veían mis impresionados (jiji) ojos, pero no podía dejar de bailar, no quería dejar de hacerlo.


- ¡¡No quiero dejar de bailar con las mariposa, taxi cubista del demonio!! - Le espeté lo más alto que pude.

Pero de mi boca solo salían letras de colores (y todos sabemos que los taxis cubistas no saben leer). Así que decidí gritar mas fuerte, y repetí la frase tantas veces como pude, hasta que unas atroces sacudidas me hicieron salir del sueño.


Al abrir los ojos me encontré la cara de mi hija cubierta de un rubor espectacular, rodeada de un teatro en total silencio lleno de gente mirándome con gesto impresionado (jiji).


Joder con las mariposas...

jueves, 4 de febrero de 2010

Acentos fríos


- Ya no me aportas nada bueno.- Dijo ella indolente.
Y la frase acuchilló los lacrimales de Quino (que así tenía cara de llamarse) haciéndolos proyectar un profuso chorro de lágrimas contra los cristales de sus gafas de pasta.
Tenía cara de niño, el rostro sonrosado por el frió y el disgusto, y ahora además dos torrentes lacrimosos surcaban sendos carrillotes haciéndole un flaco favor a su hombría.
Comenzó a sollozar, y mientras lo hacía, la gélida mirada de Rosa (que así tenía cara de llamarse también), o el frió que entró por la puerta abierta, o la comunión entre ambos, nos hizo estremecer visiblemente a los dos.
- Te pido perdón... - Dijo Quino con un acento que, haciendo gala de otra de mis estúpidas costumbres, no supe si adjudicar al oriente de Gálicia o al occidente de Asturias. En fin, cada uno se entretiene como quiere, yo reconozco acentos, otros cuentan farolas...
"Te pido perdón" decía, pero esta vez el portazo no sonó como un signo de interrogación.
No. Sonó mas como un: "ZAS, en tóa la boca".
Esta era la primera ruptura que tenía lugar en mi taxi y no supe como reaccionar.
-¿Gallego oriental o asturiano occidental? - Dije apartando con los ojos la escarcha del retrovisor.
- ¿¿Como??
- Verás, ya se que suena raro, pero es que tengo una extraña afición por los acentos y el tuyo no logro identificarlo del todo.
- Pues ni una cosa ni la otra. - dijo mientras cojía el kleenex que le ofrecía.
- Decididamente gallego oriental. Por tu respuesta ambigua y eso.
Sonrió. Y mientras depositaba en el pañuelo todos los fluidos melancólicos de su cara, me confesó que sus padres eran gallegos y que nunca lo tomaron en cuenta y que Rosa, con quien había vivido los últimos años era asturiana y que de ahí el acento raro y que como, por lo visto no encajaba ni en un sitio ni en el otro, pues que a partir de ahora iba a ser el mas madrileño del mundo que es lo que siempre quiso ser y que cada uno es de donde le sale de...
-... Y que coño!! Llevame a algún antro de La Latina que me voy a agarrar un pedo del quince.
- Muy castizo, si señor.
Creo que al final de la noche ya decía "ejque" en lugar de "es que"... Pero no me hagáis mucho caso, pierdo la capacidad de concentración a la sexta cerveza.

jueves, 14 de enero de 2010

Alimentando palomas

Vengo observando desde hace algún tiempo que las palomas de Madrid cada día están mas gordas.

Al principio no le di importancia, pero con el paso del tiempo he ido desarrollando una teoría que bajo mi punto de vista arroja bastante luz sobre este hecho.

De toda la vida, las palomas han sido alimentadas por los jubilados y los locos residentes (todo parque que se precie tiene al menos un nutrido grupo de jubilados y un loco en plantilla).
A comienzo del boom inmobiliario, las partidos de jubilados residentes abandonaron sus puestos de avituallamiento palomil, para darse a la observación de obras (toda obra que se precie tiene al menos un nutrido grupo de jubilados residentes pertrechados con al menos una bolsa de carrefour en las manos). De modo que durante aquel espacio de tiempo, el negociado de alimentación pasó a ser en exclusividad de los locos residentes.

No había comenzado yo con el tallaje aún, pero estoy seguro de que cuando las bacas engordaron, las palomas adelgazaron. Por lógica, los locos residentes por si solos no pudieron tener la misma capacidad logística que en unión con el otro grupo.
Supongo que al rebajarse el numero de obras susceptibles de ser observadas, los abuelos regresaron al redil, poniendo de nuevo a las palomas "en su peso".

Contando con que en época de crisis aumenta el numero de prejubilaciones y que los prejubilados solo son aprendices de jubilados y no están aun cualificados para alimentar palomas; he llegado a la conclusión de que el numero de locos residentes, se ha multiplicado creando con ello un gran problema de sobre peso en la población de palomas madrileñas.

Uffff, ya lo he soltado. Voy a por la bolsa de pan duro que tengo que fichar...